Una receta tan sencilla y con un resultado tan crujiente y bueno que es dificil no probarlas.Al hacerlas en el horno, evitamos el exceso de aceite, y de este modo parece que tenemos menos remordimiento a la hora de comerlas... además al cocinar las patatas con piel conservan mejor sus vitaminas y minerales y favorecen la digestión.
Ingredientes:
500 gr. de patatas
1 cucharadita de orégano
1 cucharadita de tomillo
1 cucharadita de las hierbas provenzales
1 cucharadita de sal
50 ml. de aceite
1 cucharadita de pimentón
1 cucharada sopera de harina de maiz o maizena
Preparación:
Encendemos el horno a 220º y lo primero que haremos será lavar a conciencia las patatas, ya que las comeremos con la piel, y las cortamos en gajos.
Las disponemos en una fuente de horno y le espolvoreamos por encima el resto de ingredientes excepto el aceite: pimentón, sal, tomillo, orégano, las hierbas y la cucharada de harina de maíz, que esta será la que les de el aspecto crujiente.
Las removemos bien para que queden bien impregnadas por todos lados.
En este momento le añadimos el aceite y las volvemos a revolver bien, y procuramos dejarlas con la piel tocando el fondo de la bandeja, si no, no pasa nada, pero así se harán mejor.
Las metemos en el horno 20 minutos, y estarán listas para servir. El tiempo puede variar un poco dependiendo de cada horno, cuando las veáis doraditas y crujientes.
Espero que las probéis!!!! Solas o para acompañar cualquier plato...
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